Autora: Fátima G. Farhán Villalobos
Ovalle – Chile
GEMELAS DE FUEGO
No hubo vagos, mágicos tenores,
el quicial , con su incansable risueño,
fue tan incandescente como puede ser las ramblas del vacío.
Yo no contemplé de lejos tu morada,
mis informas crecieron con extremos de la tierra.
No conocí la sierpe ni los vientos agitadores del brumoso mayo.
Fui gemela que dilató relieve en penumbra,
un arenal desquiciado en el circunvolar del fuego,
al que vierte su copa donde profeso escaldar el caos.
No cobró raudales de materia,
solo efigie que el delirio juzgue, cual efluvio que me rodea,
y el fuego de mi aliento nos hacía feligreses al beso celestial y robado.
Era fúnebre su capuz , por candelas de muerte
y el luto en las ropas subsanaba la tristeza del llanto.
Mi muerte fue valona de randa cándida ,
equivalentes de pureza y confusión que suplican excelsa guarnición
en medio de cirios pajizos,
como las secas y hendidas pupilas grisáceas
o las palmas repletas de oscuros crepúsculos
circundas profundamente tras el viento en ropaje de tisú.
Yo Provengo en nevado cendal,
los temores y mi piel lacia me lactan mi ocaso.
Las esteras de amaranto me conceden
y tan quieta sobre garbosos corceles.
Yo no provengo en trapeado cendal,
inocente, fascinada, devorada me cedo al torbellino ,
pero mí destino esboza el huracán tan incitante
como del sol al fuego en melifluos de almas gemelas
Revista Dúnamis Año 11 Número 17 Julio 2017
Página 22