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Historia de la Religión

 

 HISTORIA DE LA RELIGIÓN
  

Para  Licsi

 
Un pájaro blanco
Posado
Sobre tu vientre:

Limpiando los malhadados gestos
Del novio antiguamente asiduo,
El animal alado
Conduce tiernamente
Tus más insondables miedos
Hacia el habitante
Desprovisto de conciencia.

Una pequeña mano
Formándose
Y el vuelo lejano del ave:

El inicial fastidio de poseerlo
Desvanece antes de tu boca,
En cambio se conmueve
Tu instinto más natural
En aquella hinchazón corporal
Que no recuerda su gesta amatoria

Sobre el camastro
Tu cuerpo tendido
Como una ofrenda al prodigio de Dios:

La visión del cordón
Y de la misma extraña sangre
Te vinculan eternamente a
Su atrevimiento vaginal a
Su incultura de la verdad a
Él como primer redentor
De tu reducido espacio.

Su llanto interminable
Para tus ganas de amarlo
Derrama susurros extraños:

Entonces,
Suaves caricias tuyas
Lo conmueven
Y empieza a descubrir
El mundo que jamás pudiste evitar.

En la cama trajinada
Durante las noches de necesidad
El bienvenido cierra los ojos:

Y aunque intentas olvidar
La soledad matinal
tras el silencio del inocente,
tu monedero vacío
Es un elocuente homenaje
A la desesperación.

Un crucifijo en la pared
Y la imagen virginal
Te recuerdan
aquella historia milenaria:

Porque de pronto
una biblia entreabierta
Y prendas abandonadas en el suelo
iluminan los misterios
De la asunción moderna.

El pecado del hombre
Ya no es culpa
De una mujer:

                                            En memoria
                                         Del hijo y de la madre
                                         (espíritus santos),
                                         Amén.
 
Eduardo Núñez Salazar
 
 
 

Revista Dúnamis   Año 1   Número 2    Julio 2007
.                                 Páginas 9-11

RE-Z

RE-Z

Y cae el párpado al ojo,
Como al pasto el rocío

Y me atrinchero en la cama
Y me asalta una idea

Y otra vez el sonido incesante del único necio
Que me pregunta y me pregunta,
A pesar de mis pupilas amoratadas

¡Zas!, un martillazo al martilleador

Y me disuelvo en mi lecho
¡Y esta maldita luz que no se apaga en mi conciencia!

¿Será que la matemática tiene la fórmula para el sueño?
Y he llegado a las 500tas ovejas,
Y ya soy rica en sueños,
¡Pero no tengo un sueño rico!

¡Anúlate!, ¡Anuuuuulate!
Sé todo una cojuda
Los cojudos duermen bien

.           Para dormir solo me queda:
Reventarme la sien a punta de revolver
Después….Un silencio puuuuro
Sordo, ciego, y sobre todo, mudo
Luego…ZZZZZZ

 

 

Dixia Morales Soto
 
 
 

Revista Dúnamis   Año 1   Número 2    Julio 2007
.                                  Página 7

Cambio de Piel

 

Cambio de piel
(Poema al asco)
Hoy desperté y respiré la basura, espesa, asco concentrado,
me sentía parte de toda esta mierda,
encontré que la procedencia de esa exquisita fragancia era
de donde el azufre se funde con el aliento candente de un dragón.
Asimismo, intenté remover una a la vez las zonas ocultas por la sombra de las sábanas,
las cuales parecían más que sábanas, cuero de cebra,
negras en el fondo e ínter espaciadas de blanco,
aún así era incómodo y doloroso.
Encontré el portal acuífero repleto de hongos,
verdes como la flema,
marrones como el fango;
intimidado por eminente descubrimiento,
percibía no solo el color y la forma,
sino que además pude hurgar tan repugnante existencia.
 Súbitamente, mi cuerpo comenzó a disolver la concentración de especimenes en fiesta,
para dar paso al metalico chillar desesperante cual insecto al sentir amenazada su vida destruye la armonía para dar paso a la sinfonía del personaje en cuestión.
Como en majestuosa catarata, empezó a caer,
pero con él diez mil, veinte mil, cien mil puñales,
helados como ventiscas entre los glaciares,
 corrían desesperados y en una sola dirección,
quedé estoico por un instante,
Pero los puñales volvían a caer sobre mí,
motivo inmediato de semejante exaltación elocuente.
Para no perder la batalla,
tomé el pedazo de colágeno y grasa extraída del cuero de cierto animal indefenso,
para luego acoplarlo a mi tez con extrema delicadeza,
inmediatamente, procedí desde la cabeza a despedazar aquella cubierta negra y gruesa,
compuesta de células muertas, polvo y ácidos orgánicos,
cubierta que por cierto recorría casi todo mi cuerpo,
mas era distinta a la altura de mi pubis,
aquí la capa era alba, densa y elástica como un resorte que cala al dejarlo en libertad,
ésta opuso resistencia,
pero los puñales vencían una y otra vez,
ante lo cual encontraron refugio entre los bosques oscuros,
se dice que es en estos bosques donde se encuentra el causante de la blancura del manantial nocturno,
el que hasta el momento no ha dejado de fluir noche alguna.
No habiendo terminado con la batalla y encontrándome sin defensas,
repentinamente,
la catarata secó,
por lo que aproveche cada instante para vociferar con todas mis fuerzas
que solo quería terminar con lo que había comenzado,
pues la lucha no habría de terminar sin un vencedor gratificado,
Con el deleite de contemplar al contrincante fenecer despellejado.

 

Max Saldaña Niño
 
 
 

Revista Dúnamis   Año 1   Número 2    Julio 2007
.                                 Páginas 12-13

Existencial

EXISTENCIAL


Inventar la poesía
Dudas porque sabes

Es una redención
De lo que no dices.

Libertad
Te suena mal,
Pero cómo hacer
Del cuerpo una bondad

Cómo dilucidar
En estos versos
Un futuro que te haga
Hombre.

Siempre la verdad,
Siempre eres tú
Después de él;

Misma identidad
Te desconcierta
Y te crees un “homo videns”
En vez del errático fantasma.

 

Eduardo Núñez Salazar

 

Revista Dúnamis   Año 1   Número 2    Julio 2007
.                                 Página 8

Providencia

 

Providencia
 

 

                                                        Mi corazón dentro de mí se funde como cera
Y mi paladar está seco como una teja de arcilla.
Salmo 22

 

Dame más de lo que esconden esas llamas
que arden todo el tiempo
y no dejan de asustar
al más fiel de los creyentes.
Ya no puedo alejarme de su hibridez, su
falta de materia no me refleja sin temores.
-Cerca de mí- un mulato sopla
sus manos con aliento,
mas nada cálido yace en su boca:
todo está frío, la laringe agonizante,
sólo el hálito lánguido y la lengua seca.
-En mí- la impotencia perturba la memoria
ignoro la moneda perdida al piso
ignoro su persistencia
y su condena a la arcilla
Ignoro su persistencia
en su eco inerte
resonando eterno en los oídos
y quemando el vacío insoportable.
Todo lo somos -nosotros, ungidos en barro-
contraídos de locura al mundo
sin llamadas para los desheredados
Tú, que traes comidas sobre la bestia,
no hay caminos que griten tan
desesperadamente como los que pisas,
ni Dios más pobre que el que edificó la piedra.
Ése, me perfora el vientre y el paladar.
Deja de mostrarnos
tus gestos sin medida, cínico, hipócrita
ya no arderé más tiempo en este lugar
ya no estaré más tiempo con vosotros
Huiré al infierno que nos espera
para verme rostro y cara,
cara y poco rostro
todas inacabadas
todas aullarán en el exilio que Yavé
nos obliga a emprender.
Esperaré hasta que todo tiempo termine
y mi condena se haga carne de mi carne.
hasta que mi sangre
culmine de forjar mi estirpe
en el dolor. Selah.

 

  Fernando Montalvo

 

Revista Dúnamis   Año 1   Número 2    Julio 2007
                                         Páginas 4-5

Predestinación

A principios del 2007 contamos con el ingreso de la primera fémina a nuestra revista: Dixia Morales Soto, entonces estudiante de Comunicación Social en la UNMSM.

 

PREDESTINACIÓN

 

.  En la claridad de la noche,
.                           Una joven apuraba el paso
.            Entre madreselvas, tulipanes, alhelíes y topacios.

.                     Hacia el lago de las aguas tímidas y colores nuevos,
.                               Con premura a ahogarse se dirigía
.                     Sus cabellos, que siempre fueron un garabato,
.                       Se quedaron prendidos en las ramas de un árbol

.  << Un grito de espanto despertaba a la luna de su sueño manso….
. ….y en el silencio de la noche, sólo una gardenia lloraba de frío>>

.                Los siglos echaron raíces de su llanto
.                       Y ramas nuevas por sus brazos

.                       La luna, que no sabe guardar secretos,
.                       Espera el día para llorar

.           << Ojalá nadie nunca sepa que las estrellas de esta noche,
.           Como la de tantas, son sólo lágrimas…lágrimas de luna>>

.      A veces…
.      Cuando el viento se compadece,
.      Un susurro llega como un beso a mover apenas la superficie del agua

.                 <<…Y en el silencio de la noche,
.        la misma gardenia aún lloraba de frío>>

 

Dixia Morales Soto

 

 

Revista Dúnamis   Año 1   Número 2    Julio 2007
.                                  Página 3

El Círculo

 

El Círculo

 

Para Azaria Girma

 

Allí estaba aquella sala, amplia, aparentaba no tener confines. Poseía un ambiente raro, húmedo, silencioso… como un desierto azulado de ensueño. Era la imagen de la eternidad, así se había pretendido. Por cierto había paredes aunque pareciesen horizontes. Dos relojes tan solo revelaban el artificio. Lado a lado habían sido colocados, el uno tenía el brillo del cobre marcando las 9:15; en tanto el otro, el del estaño marcando 3:30. Lo que en ello está oculto, nadie lo ha de saber. Era un hermoso vacío, cubierto por el color ceniza del piso, a pesar de los sujetos en mantos de grana, sentados al medio. Eso me recordaba el olor de la pólvora, los padecimientos de multitudes que iban forjando mi más anhelado sueño. Una meditación placentera…

Cuando los encapuchados habían llegado, discutían. Les presté atención, encontrando interesante el asunto. Ahora en cambio hablaban de cosas más acordes con la ocasión. Se preguntaban sobre el rumbo que tomarían ahora sus vidas. También se inquietaban por los que aún no llegaban. Su gran expectativa era verse al fin juntos, conocerse en persona, lo que habían de hacer; y desde luego, lo que más comezón provocaba en sus almas: si verían o no el rostro de Nimrod.

Pasaron las horas y ya casi todos estaban allí. Una masa roja, parecíase un tapiz. No se cansaban las lenguas de hablar, ni los oídos de oír. Casi ninguno notaba la falta de tres tan solo, tres tan solo… y aquel momento cúspide estaría completo. La llegada de “Horacio”, “Wasabi” y “Cuatéhmoc” anunciaría el éxito definitivo de la operación más ambiciosa y arriesgada que hubiésemos ejecutado en toda nuestra trayectoria.

Apareció luego el mentado trío, acercándose anonadado al gentío. Al ser advertida su presencia, se hizo silencio. Dos hombres se acercaron a ellos. Eran los de aquella conversación. Se presentaron a los recién llegados, “Asama” del cuerno de África y “Wukung”, un cantonés venido de la misma región. “Horacio” hizo la introducción, para dar en seguida las excusas por la demasiada demora, relatando los contratiempos que sufrieron.

Todo el que lo oyó quedó atónito. Según decía, la caravana en que eran transportados fue atacada por el Primer Mundo. No tuvieron oportunidad de escapar y habrían sido aniquilados de no haberse presentado un fenómeno inexplicable. Se tornaron en este punto muy engorrosas sus palabras. Se daba razón de una luminosidad muy extraña que se desplazaba en tierra. No pudo culminar su relato, ya que diversas opiniones empezaron a brotar alrededor. La mayoría cuestionaba lo dicho. Sobreabundaron los argumentos desde los más ociosos hasta los más sapientes. Cuando el escarnio empezó a asomar, “Asama” hizo callar a todos.

– Yo también – dijo – he visto cosa semejante a lo que estos hombres mencionan. Fue en circunstancias muy distintas. No peligraba mi vida, no había peligro alguno. No había lugar para el miedo. Ocurrió en un punto distante del que ellos presentan. También descarta mi experiencia la alucinación colectiva, iban muchos conmigo y fui el único en ver tal cosa. Mi propio compañero aquí presente discutía sobre esto conmigo, antes que todos ustedes llegaran. Él ha callado, como yo, mientras se multiplicaban las palabras en torno a este relato; al cual yo no llamaría fascinante, sino enigmático. La razón de nuestro silencio ha sido esa… El mundo ha cambiado mucho. Recuerden, ilustres, que tras la masacre nuclear hecha en el Asia Meridional, en el primer año de la Guerra Kamikaze, comenzaron a esparcirse por las costas de todo el Índico diversas historias, cada cual más inverosímil que la otra, mas todas ellas con algo en común… Año y medio más tarde el mundo comprobaba con horror que las profundidades del océano habían ocultado por siglos a esas bestias casi indestructibles… Debo pues, suponer que estamos en el deber de…
Entonces hubo silencio, un silencio muy distinto. Observaban todos de una manera… inefable al hombre en vestimenta de gris claro y algo brillante. Un rostro severo mas algo joven. Se habían llenado de respeto ante tal presencia, aunque se hablaba en distintas lenguas de la percepción de una gran maldad reprimida en él. También se preguntaban si éste sería Nimrod…

Quien estaba ante ellos era yo. Sonreí por un momento, barrí con una mirada todo el lugar y me llené de una satisfacción añorada. Con tono solemne y evocador di rienda suelta a mis memorias:
– Veinte años han pasado desde el terrorífico bombardeo en las Antillas. Hace veinte años desde nuestra célebre respuesta que destruyó la Florida. Desde aquella gloria no vimos más otra… hasta estos días. Lo que comenzó como una guerra se tornó pronto en la más cobarde de las persecuciones. Militarmente, no volvimos a ser amenaza para el Primer Mundo. Entonces empezó el éxodo, nos ocultamos donde no pudiera alcanzar su vista, ni aun con sus más sofisticados aparatos. Entonces prosiguieron los planes ya conocidos de todos nosotros, y hemos llegado al fin a la etapa culminante. El triunfo está más que cerca. Ante ustedes Nueva Alejandría, cual arca de Noé, la cuna de una nueva humanidad. No… mejor todavía, cual Diluvio que acabará con la sociedad como la conocemos… Quizás es esto muy diferente de lo que muchos esperaban. Habrán juzgado tal vez, que esto era una sala de espera. Equívoco… es éste el centro, ¡desde el cual llevaremos la última etapa, y la victoria definitiva, de nuestra Guerra Kamikaze!

Estalló el lugar en rugidos. Fue un deleite que extrañaba. Tardaron mucho en callar. Después, uno de ellos preguntó, asustadizo:
– ¿Es usted…?
– No, – interrumpí – yo soy el Vicario, su Vicario. Solo dejará ver su rostro el día en que todas las naciones unidas se rindan a él. Por ahora, tenemos mucho trabajo. Al fin el Primer Mundo está sintiendo los efectos de nuestro desquiciado método de lucha. Están pidiendo la paz… lo cual no hace más que revelar lo degradada que está la cultura de los que se autoproclaman “civilización”. Ni siquiera son capaces de ver lo absurdo de sus palabras. No les daremos la paz. No somos nosotros quienes la retenemos. Ellos nos entregarán la paz que nos quitaron hace ya siglos, la arrebataremos de sus manos. Es éste el momento cumbre para las funciones de ustedes los intelectuales, los letrados que están haciendo reflotar lo que el Primer Mundo estuvo cerca de destruir: el alma de la humanidad. Ya no trabajarán más por regiones, ni mucho menos como individuos. Los alias desaparecerán de toda producción. En los próximos días serán organizados para que trabajen como una sola mente y no se oiga más en las naciones los discursos de “Asama”, “Qetzal” o “Wasabi”. Habrá una sola voz, un solo autor, el Consejo de Nueva Alejandría. El ente que moldeará la nueva cultura, o mejor dicho, culminará su proceso de resurrección, el cual se inició aun antes de esta Guerra.

Dicho esto di media vuelta y me retiré…

C. Emanuel Silva Bringas
 
 
 
 

Revista Dúnamis   Año 1   Número 2    Julio 2007
Páginas 17-19

ABEL

 

ABEL

 

  Abel había sido el amigo más extraño, al menos eso pareció en el poco tiempo que lo fuimos…capaz de arrancarle una sonrisa a cualquiera. Nunca tomaba las cosas en serio: nada le preocupaba mientras estuviéramos todos. Sin importar lo que hiciéramos, siempre ponía la nota cómica; aún a costa de hacer el ridículo, y hacerlo no le molestaba…hasta podía decirse que lo disfrutaba. En ese tiempo, ninguno pensaba seriamente sobre el rumbo de nuestras vidas, y sólo aparentábamos ser interesantes haciendo lo único que sabíamos: perder el tiempo juntos. Está bien…no todo era perder el tiempo, algunos estudiaban, el resto pensaba qué hacer con su vida (más adelante). Se suponía – para nuestros padres – que nos preparábamos para postular, definiendo nuestra vocación, etc. Yo estaba entre los segundos: había ingresado y con la misma facilidad deserté. Aunque había escogido mal la carrera, la verdadera razón era que necesitaba más tiempo para pensar y divagar…y mis amigos eran las personas indicadas para apoyarme en ese “trance crítico”.
Por ese tiempo los juegos de consola estaban (sin saberlo) en sus últimos años de supremacía, y los juegos de red empezaban a ganar terreno…nosotros caminábamos sobre el filo de la navaja. El Centro de Videojuegos, o vicio como le llamábamos, había adquirido esa última maravilla llamada KOF 2003. “El KOF esta decayendo – decía yo – desde el 2001 el KOF ha ido empeorando, ya no tiene tantos adeptos como antes…” “…Sí, pero el 2002 es chévere – contestaba él, y casi de inmediato retaba a otro del grupo…a veces era Simón, a veces Mario, y a veces otro cuyo nombre no recuerdo…Luego estaba hablando nuevamente de la Toulouse: de la ocasión en que una profesora hablaba sobre el estado de las carpetas y uno de sus compañeros le contestó que estaba de acuerdo con lo de los Druidas… “He dicho que las carpetas estaba derruidas – repuso ella – ¿Qué has estado fumando?” (Su amigo fumaba marihuana).

 

– Que…¿quién es ese personaje? 
– Es un vampiro…Joaquim. Miraaa, soy un fantasma de Fatal Frame…
– Estas Locote-me decía- De verdad te admiro, eres recontra inteligente…yo siempre les digo a mis patas que tengo un amigo que es el Marco Aurelio Denegri joven.
– Bah, deja de hablar cojudeces…
– En serio…te admiro. Tú no me crees.

No exageres…

  La verdad no podía entender que alguien como él, que no se tomaba las cosas en serio, que era chévere, que tenia a cuanta chica quisiera – es decir todo lo contrario de mí – podía admirarme. Es cierto, no le creí…sólo al final.
 Lamento no haber podido merecer tu admiración, y lamento aquella ocasión en la que preferí quedarme en Internet descargando música en lugar de salir, y conversar contigo cuando viniste a buscarme. Pensé que entrarías y como no lo hiciste pensé que se trataba de algo irrelevante…más tarde te encontré y dijiste: “Si no querías hablar conmigo, me hubieras dicho por el messenger que no viniera…”. Debiste haber pensado que era un mal amigo, y creo que en ese momento en efecto lo fui. Quién sabe, no sé por qué pensé que tendría ocasión de redimirme…así como también tendría ocasión de pedirte prestado ese disco de música clásica que intentaste obsequiarme y que rechacé…..pero no fue así, ya que no te volví a ver…No solo dejaste de ser mi amigo, sino que dejaste a todo el grupo…te fuiste.

 

  Al poco tiempo la cadena se rompió…tu habías sido el eslabón más importante, y sin ti todo el grupo se disgregó. Ese lugar sagrado llamado vicio dejó de ser un punto de reunión: algunos sentaron cabeza, otros siguieron haciendo lo mismo pero en otro lugar…Y también los juegos de consola perdieron la batalla contra los juegos de red (salvo el Winning), más adelante la vida se volvió una mierda. ¿Por qué nos dejaste…?, NO LO SÉ…Pero aunque fue muy duro para todos tu pérdida, lo cierto es que te fuiste en el mejor momento…en tu mejor momento. Gracias…Muchas Gracias. En tu mensaje final supe que tu admiración era sincera…Descansa en Paz Amigo.

 

Serguey Reyes Mijailova
 
 
 

Revista Dúnamis   Año 1   Número 2    Julio 2007
Páginas 15-16

Nuestra misión: Dunamitar el Cosmos

En el verano del 2007 se realizaron varias reuniones entre los colaboradores de la revista. En una de ellas, Eduardo Nuñez Salazar, el primero en sumarse tras la presentación del primer número, presentó una original idea para llevar el editorial de la revista en lo sucesivo. Así es como Dúnamis llega a volcarse en la voz de “Alter ego

 

 

DUNAMITAR EL COSMOS

 
 
 

Esa es mi función. Nadie me ha dicho que no puedo. Y aquí estoy otra vez, intentando prender la mecha, esperando el momento justo, explotando con mis palabras para rendir un culto: versar, narrar, escribir, inventar. Mi historia, calcada en muchas manos, es única sobre estas hojas de papel cuando se suceden los recuerdos y aparece arriba de todos, imponente, mi nombre: Dúnamis.

Sin duda, estoy hecho para lo que ustedes ven. En este espacio, en mi espacio, no hay un solo verbo demás. Aquí cada letra ocupa el lugar indicado. Aquí cada párrafo es un cúmulo misterioso de combinaciones seductoras. Sigo brotando, sigo escribiendo formas y mis tentáculos/chispas incandescentes son buenos motivos de envidia para los que no me pertenecen. Aquellos que no entienden el sentido de mi existencia. Admito que soy lapidario, pero no conozco otra opción. Entonces, sin su permiso, sin el permiso de ninguno, me permito ir hacia adelante.

Ya lo ven. Cada vez soy más eficaz. A cada lectura me reinvento, y todos los ojos que por mí repasan son eternos efectos de mi autoexplosión. Han dicho poemas: y mis versos y mis prosas los asaltan sin cuidado. Han dicho cuentos: y mis narraciones los acechan sin darles motivos de huida. Han dicho ensayos: y aparecen otra vez mis pensamientos, que deciden desnudarse para ustedes los encandilados. No hay vergüenza que tiña de magros mis movimientos. Les aseguro que ya no existe alguien  desde este momento, quien pueda sustraer sus restos al fenómeno que represento.

No les advertí ni les advertiré nada. Ustedes se condenaron gloriosamente a verme la cara de frente. Han trazado sus caminos hacia mí, y mientras sostengan abiertas estas hojas peligrosas, lograrán comprender la esencia de mi condición, el verdadero sentido de estar presente ante todos ustedes, la razón principal y primordial para mantenerlos sedientos de mí, adictos a más no poder: escribir para dunamitar el cosmos.

Alter ego
 
 
 

Revista Dúnamis   Año 1   Número 2    Julio 2007
.                                 Páginas 1-2