Monthly Archives: July 2017

Las Voces

Autor:  Victor Liberato
             Sta. Cruz de Mao – R. Dominicana

 

LAS VOCES

      Muertos en la tierra todos ascendimos a lo que creímos era el cielo. Éramos espíritus. Vi gente que pensé no debería estar acá, pero si estábamos juntos. Hombres y mujeres, ancianos y niños. El lugar era inmenso y limpio. Parados en silencio ninguno hablaba con el que estaba a su lado. Una voz femenina decía un nombre y el afortunado levantaba su mano derecha y subía hasta perderse de nuestra vista. No sé decir a qué otro lugar. Aplaudíamos pero no se hacía ruido. Todos teníamos (eso pensé yo) el dibujo de una pequeña espada en la mano derecha. Vi como ascendió cada uno cuando la voz pronunciaba su nombre. Me quedé solo y asustado. Miré a todos lados y ya nadie más estaba. De repente sentí calor en mi espalda. Cuando di la vuelta encontré dos figuras: la de la izquierda llevaba una espada roja y el de la derecha un garrote. Sus ojos eran oscuros y sus bocas estaban sin dientes. Movían sus asquerosas lenguas, no como cuando comemos algo sabroso más bien como cuando sentimos el placer de una maldad. Sus cuerpos calientes hedían a carne podrida. El más fuerte y perverso dijo — éste tonto está tatuado en su antebrazo y no recibió la marca del ascenso.

     El otro movía con ansias la espada. Yo no podía hablar y fue cuando recordé aquella vieja advertencia en el libro de levítico: y no deben ponerse marcas de tatuaje. A pesar de no tener cuerpo sentí el hierro enterrarse en mi estómago y el garrotazo en mi cabeza. Entonces la oscuridad me arropó.

                                

Revista Dúnamis   Año 11   Número 17   Mayo 2017
                                   Página 21

Cuando el viento te habla

Autora:  Ana B. Bardales S.
               México D.F. – México

 

Cuando el viento te habla

Estaba allí parado en medio de la calle desértica. Era él ante sí mismo, sin alguien que le estorbara en el camino o le hiciera moverse. De pronto, el viento le habló, muy quedo, en el oído y sus palabras le traspasaron el alma. Sí, era un ser despreciable, y él lo sabía muy bien. Cuando se inició en esa vida de odio y maldad, nunca pensó que podría llegar tan lejos, sobrevivir al propio repudio, pero habían ya pasado veinte años y al parecer lo había logrado. Para ese entonces, habría matado a más de cincuenta a sangre fría y de frente, porque eso sí, ser cobarde no era propio de él. Además de que prefería ver los rostros de sus víctimas mientras morían. Ah, pero esas personas a quienes entregaba a la muerte no eran cualquier persona. Él jamás habría matado a un niño, por ejemplo, porque en ellos sólo se podía hallar pureza y bondad. No, matar porque sí no era su estilo. Él sólo mataba cuando sus víctimas eran vivos que llevaban la señal de la muerte, cuando eran asesinos como él, cuando sus corazones se habían podrido en medio de actos viles contra inocentes. A esos era a quienes él atacaba con su más profundo sentido de justicia, a esos que no merecían ni una lágrima ni el perdón. Él tenía muy presente que algún día sería su turno, que la vida le reclamaría tantas muertes y que cuando eso pasara él lo arrostraría sin miedo, con la impavidez que lo caracterizaba. Qué más podía hacer, era su destino, era el destino de todos aquellos que se dejaban envolver en el manto de la oscuridad, de los que tomaban la decisión de ser perversos hasta tocar fondo y conocer su lado más oscuro, la cara que no se muestra al mundo a menos que algo nos arroje a ello, a menos que pidamos justicia y no la obtengamos y tengamos que ir tras ella con nuestras propias manos… Sí, ese hombre envejecido y corrompido era él, el que se había quedado sin una pizca de misericordia y que había vendido su alma pura a cambio de venganza. Su pasado lo seguiría adondequiera que fuera, la sangre en sus manos jamás se borraría, porque había traspasado los poros de su piel y se había metido muy hondo en él. Ahora él era un asesino más, un hombre lleno de rencor y de furia, un ser vengativo viviendo por y para la venganza, un muerto en vida que temía cada vez más de sí mismo, que no encontraba paz en ningún lado, que huía siempre de él mismo y siempre se encontraba frente a sí, mirándose fijamente a los ojos sin reconocerse en ese cuerpo, en ese rostro, en esa mirada… De nuevo estaba frente a frente, ante su propio yo, en esa calle desértica donde el viento habla en voz baja mientras la Muerte se va acercando lentamente hasta quedar a unos centímetros de su víctima y dar el golpe final, porque Ella como él nunca deja de ser un asesino.

   

Revista Dúnamis   Año 11   Número 17   Mayo 2017
                                   Páginas 19-20

Un otro yo

Autor:  Alexander Anchía Vindas
             San José – Costa Rica

 

Un otro yo

 

Alguien usurpa mi lugar, desde hace unas semanas lo percibo, alguien se anticipa a mis pasos, pero solicita cosas que yo no tomaría, pero cuando me ven siempre es la misma respuesta ¡ Pero si acabas de estar acá!. Cuando voy al cajero del Banco alguien parece haber sustraído la mitad de mi salario. Incluso alguien llegó donde mis alumnos y les dio una clase de humanidades.  Ahora cierro las ventanas, me meto debajo de la cama, por si al usurpador se le ocurre venir a matarme y quedarse con mi vida.

 

 

 

Revista Dúnamis   Año 11   Número 17   Mayo 2017
                                   Página 18

El Vuelo de la Abeja

Autor:  Rubem Leite
             Belo Horizonte – Brasil

 

EL VUELO DE LA ABEJA

El caracol, pacífico
Burgués de la vereda,
Ignorado y humilde,
El paisaje contempla.
La divina quietud
De la naturaleza
Le dio valor y fe.
(LORCA, 2001)

 

Bajo el naranjo en flor dos cucarachas muchachas charlan de la vida. Una chismea y la otra ríe.
– ¿Has visto aquél caracol que viajó por el mundo y conoció una hormiga loca que veía estrellas? – Habla la Chisme y la Risa indaga:
– ¿Qué son estrellas?
– No existen. Son ilusión de esa demente… La hormiga loca decía que estrellas eran “luces que llevamos sobre nuestra cabeza” o algo así. Pero, ¿conocías al caracol?
– ¡Sí, lo conocí! ¿Por qué preguntas, Chisme?
– Él si murió.
– ¿Verdad? – reí nerviosa. – ¿Por qué?
– Dos ranas viejas dijeron que él era hereje y…
– ¡Y la Iglesia del Jardín lo encarceló y con ayuda de Dios lo hizo confesar! – Reí irónica.
– Con ayuda de Dios. ¿Cómo sabes, Risa?
– Lo sé… Solamente sé.
– La Iglesia, con ayuda de Dios, lo hizo confesar y por la santa voluntad de Dios lo mató.
– Bendito sea Dios por librarnos de los herejes.
– ¡Bendito sea!
– El amor, si existe, es solo bajo las flores de naranjo. – Risa filosofa.
– ¡Ahora basta! Hemos platicado demasiado. Y tenemos que votar.
– Votaré por el Cura Araña. ¿Y tú?, amiga.
– No lo sé… He oído decir que a él le gusta mucho llevar insectitos para su telaraña y arañarlos…
– Mentira, mentira. Él es una araña buenísima.
– Siendo así, entonces mi voto sería para él si no fuese que el Pastor Alan Cran promete con el sombrero en la mano las mismas cosas que la alcaldesa del patio vecino.
– Dijeron que él simplemente copió el plan de gobierno de la otra y que ha hecho mitin hasta en el Patio y no solo acá en el Jardín.
– Mentiras, tonta. ¡Men-ti-ras! Ha sido un error de digitación. Es fácil confundir las letras de Jardín y Patio y escribir uno en el lugar del otro…
– ¿Es así? Pero, ¿y el mitin?
– Ha sido… ah… Fue para conseguir votos de los que viven allá… Eso, ¡ha sido para conseguir votos! Y así salvar Jardín.
– ¡Aleluya!
– ¡Aleluya!
Y sin que más nada dijeren, cada una se fue inocentemente a cumplir su deber cívico sin miedo de su voto sufrir un golpe, ni que defenestraren criminalmente a la Presidente electa por la mayoría.
No obstante, el día se fue y una abeja voló arriba del naranjo y miró el cielo al fin de la tarde; prácticamente noche. Y…

 

 

Revista Dúnamis   Año 11   Número 17   Mayo 2017
                                   Páginas 16-17

Walmál a las tres de la mañana

Autor:  Alvaro Torres Calderón
             Lima – Perú

 

Walmál a las tres de la mañana

Adónde vamos? 
Nos vamos a ‘Walmál’
Sígueme los pasos 
con pijamas y botas de hiking
para pasar desapercibido.
Es un paseo en bicicleta,
un parque de atracciones
que funciona a las tres
de la mañana.
Primero tomo mi carrito
de compras,
Vamos a las galerías de tecnología 
donde no hay ni un alma atendiendo.
Es tanto el avance que uno mismo
se gradúa de experto en la sección.
Me faltan unos calcetines,
Vamos a la sección de ropa
donde casi siempre encontrarás
un “Joe” con su campera cazadora
jeans, medias blancas y chanclas,
lentes de sol y barba cana poblada.
Claro, tenía que estar en la sección
de modas de vestir!
Tengo hambre, nos vamos
a la sección de embutidos,
donde alguna tragona incorregible
con pantalones ‘jogging’ reventando
y la carita de ‘happy face’ en el trasero
está buscando salchichas de pavo y 
pecan pie para mantener la línea.
Qué curvas mama mía!
Salió el arcoiris cuando pasé
por la sección de chocolates
con una señora bien sonriente
Muy orgullosa de su traje de ejercicio
de los siete colores.
Por eso quizá “Joe” llevaba sus anteojos.
Finalmente, busco una pasta de dientes
por el lado de la farmacia
donde se escuchan los gritos de
una balanza sacrificada
pidiendo “Help”, 
Mi admiración por resistir 500 pounds.
A veces hay personas que necesitan
confirmación para llevar una buena salud
o que tienen una gran personalidad.
La sonrisa de la cajera de ochenta
años ‘made my day’ or night?
Veinticinco dólares no están mal
para divertirse un buen rato 
cuando el insomnio te acompaña
a las tres de la mañana.

 

Revista Dúnamis   Año 11   Número 17   Mayo 2017
                                   Páginas 14-15

Mi Vida

Autor:  Marco Antonio Rueda Becerril
             Xalapa – México

 

MI VIDA

 

Tú eres el libro que leo con pasión por las mañanas, tardes y noches; en cualquier parte: en la cocina, la cama, el sofá, el auto y hasta adormilado. Me gusta acariciar tu portada y contraportada, y oler los perfumes de tus hojas. Mis ojos te desnudan en cada frase, verbo o verso. Y entre susurros placenteros, me cuentas historias fantásticas y dramáticas… de aventuras y románticas. Yo te seguiré leyendo con devoción, porque soy un libro abierto entre tus manos, y tú eres el libro de mi vida.

 

DE LA SERIE: POEMAS PARA NATALIA

 

 

Revista Dúnamis   Año 11   Número 17   Mayo 2017
                                   Página 13

La Promesa

Autor:  Daniel A. Contreras Castro
             Villavicencio – Colombia

 

La Promesa

¡¿Acaso eres tú la desgracia de mi vida?! -le grito a la luna-. Es una noche despejada, repleta de estrellas y con una gran luna llena.
¿Eres tú la que has hecho mi estirpe maldita?, ¿Acaso soy yo el responsable de la enajenación de mis ancestros? -replicaba con gran ira y furor, maldiciendo a los astros-.
De repente, por detrás mío unas manos suaves y cálidas, dulcemente recorren mis hombros hasta estar completamente rodeado por estas, por lo cual, exclamo, ¡dulce muerte!, ¡¿cuál es el motivo de tu visita?!…¿Acaso eres tú la hacedora de todas mis desgracias?, la que ha perseguido mi infame existencia desde mi concepción. Como un susurro suave y tenue se oye: solo yo estaré al final del camino cuando hallas destruido a tus demonios… Sólo no olvides tu promesa.
Entonces, me dejé llevar por su cuerpo, y la recibí entre mis brazos, mientras le respondía, destruiré a todos excepto uno, tú.

                                

Revista Dúnamis   Año 11   Número 17   Mayo 2017
                                   Página 12

Si pudiéramos hablar

Autora:   Stefanía di Leo
                Sicilia – Italia

Si pudiéramos hablar

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Revista Dúnamis   Año 11   Número 17   Mayo 2017
                                   Páginas 9-11