Autor: Emanuel Silva Bringas
Lima – Perú
ENAJENADO
A quién observa suspicaz y asqueado,
figura cubierto de pelambre y aire espectral
Hondura en ambos ojos, delata
Cuenco que no puedes soportar
¿Es mucho para ti punción tal?
¡Dicen que soy el Lobo
que en sangre tiznados
los colmillos descuello!
Dicen que soy bestia impredecible,
dispuesto siempre a atacar
Dicen que mis modales, son traídos del bosque
que yo no sé con los seres humanos tratar
Que soy animal retraído, acusan
Que de quien mora en soledad semejante,
nadie se puede fiar
De frente me miran, pasan de cerca,
de miedo constante infectos,
¡Tan convencidos que los he de matar!
Terror de mi silencio sobre sí llevan
¡Tan marcada la sospecha!
que en las sombras mi morada se asienta
Me figuran taimado al asecho,
agazapado en lo ignoto
tramposo y artero
¡Persuadidos que soy tan animal!
Me ven cubierto de pelo y hambre
con ganas ávidas de sangre yugular
Sienten su piel abrirse de antemano,
¡tremendos surcos mis garras al zarpar!
En terror sobrecogidos
Jamás mi cercanía soportarán
Fiera salvaje; indómita violencia
De afecto desposeído,
¡implacable voracidad!
Que solo sé de crueldad
¡Que mi pellejo es grueso e insensible!
Que bajo mi agreste aspecto:
un soplo deleznable,
¡presencia insoportable!
continuo afán de infligir males
inquieto reposa…
Dicen que soy el Lobo,
que a mí me parió el bosque,
y carne humana devoro
¡Que soy bestia, porfían!
De improviso arrebatable
repentino y sin motivo,
¡enconado agresor!
Un arisco confinado
sumido y atestado en dolor
Que del monte lo más recóndito
engendró mis maneras
a rajatabla aseveran
Que nadie como yo tan salvaje,
resollando agitado de continuo,
gruñendo irascible y sin cesar
Que insaciable y desesperado
¡malicioso depredador!
mi talante revela
Que vivo blasfemias aullando
desdeñando el humano gesticular
¡He allí el Lobo!
Vez tras vez aseguran
¡Jamás me han conocido!
Solo de mí han oído hablar
o a la distancia y de soslayo
han pretendido mis andanzas otear
Si de repente mi voz elevo
sus mentes ululato perciben
Encríspanse azorados
¡nota tan estridente!
de mórbidas entonaciones
¡colérica impostación!
resonando en el horizonte oprímeles
Tiene sabor a alarido
Cual diana en el cuerno
¡Es el Lobo Aullador!
su invocación imprecando
para arrojar sobre quien se acerque
¡un siglo de calamidad!
Por eso me tienes aquí
las palabras obviando
Tan solo mis dos ojos sobre ti clavados
si acaso los puedes soportar
Preguntándome si acaso
en ellos disciernes la verdad
Pues no es esto un hechizo de luna
tampoco elusiva saciedad
Aquí no hay un lobo encerrado
Solo podredumbre de sociedad.
Revista Dúnamis Año 10 Número 15 Noviembre 2016
Páginas 28-31