MIS ECOS
Suena el látigo chirriante de mi estirón sobre las testas duras que creen mi nombre puede desvanecer. Diviértenme con su pueril ilusión. Los un poco más sesudos, creen que he invernado. Pero ya os lo dije, yo jamás duermo. Me senté sobre mi propia cabeza, me zambullí en mis propias profundidades; luenga y abisal meditación. Mis reflexiones resultáronme gratificantes. Trece me orbitaban cual diadema. Resplandores que aún hieren los ojos de los amantes de las cavernas. Son trece las lunas del año, así auguraron que mi era tal vez acabaría. Mirando hacia un lado, pretendiendo ausencia, pretendiendo no poder ser alcanzados por mis ecos, pendientes han estado de mis ondas. Aunque me nieguen, no podrán eludir el hecho de que los poseo.
Son trece las lunas de la terrestre elipse, mi prevalencia empero es sempiterna. Por eso asomo una vez más, la décimo cuarta, solo para ver en esos rostros el tórrido efecto de mi flama. ¡Y es que tan divertido todo aquí en mi ruedo! Venid pues, y únanse en corro a mi grito: ¡i-o; i-o! Que la función apenas está por comenzar.
Alter ego
Revista Dúnamis Año 10 Número 14 Octubre 2016
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