Autora: “Delia Haartz”
Castellón de la Plana – España
SOLDADITO
Un soldado que a la alta cumbre subió, mas no divisó al bando enemigo, sino a ambos charlando cortésmente, ante ello perplejo quedó, derrumbándose todos sus ideales, pues amigos, camaradas y hermanos cayeron por la misma causa, causa que ahora veía inútil, falsa y de mil hombres facilona. Aquella noche no durmió, como encajar el rompecabezas de tantos años de guerras y aquella imagen de los oficiales tomando café compartiendo anécdotas… Se juró a sí mismo que jamás seguiría, alentaría o asesinaría por causa, orden o iniciativa ajena a su razón, opinión o directriz. Aunque sabía que ya era tarde, tarde para volver atrás, tarde para devolverle la vida a todos los asesinados, tarde para aliviar el dolor de sus familias, tarde para llenar de luz de su alma…supo en aquel preciso instante, que jamás volvería a ser un esclavo, que su alma despertó de una larga, tediosa y fatigosa pesadilla, que aunque empapado en sudor y tembloroso, caminaría con paso firme, leal pensamiento y noble espíritu hacia su nueva vida, por fin retomada, real e independiente. Ajeno a todo lo que ocurría en el cuartelillo, firmó su baja y marchó con prontitud lejos de aquel infierno de bestias, sangre y mercadería económica. Jamás lograría olvidar de su mente la metralla en los cuerpos de sus compañeros, los gritos desgarradores de dolor, y las largas horas de torturas a manos enemigas, sabía que no existía elixir espirituoso en ningún antro que pudiera conseguirlo, que tuviera tal poder de curación, así que, se encerró por años sin contacto alguno, purgó sus penas, limpio su alma y bendijo a sus víctimas, por siempre hasta hoy, amén.
Revista Dúnamis Año 10 Número 13 Abril 2016
Página 33