Autor: Ramón Ferreres C.
Barcelona – España
Febrero
1 de febrero de 2023
Cómo me está costando socializar con mis nuevos compañeros. Y no son tantos, tampoco, ni que me hubiera encontrado con un centenar de personas de golpe, son solo cinco: dos hombres, dos mujeres y un niño. Sí, un niño. Todos me han contado a grandes rasgos «su historia», excepto el pequeño, parece muy tímido. En algunos casos, no difiere mucho de la mía; pero, en otros, he de reconocer que lo han pasado realmente mal y debe de haber sido muy duro para ellos. Especialmente para Fernando, treintaisiete años, economista y abogado. Despertó el maldito día 27 y encontró a su mujer y a sus dos hijas muertas. Me ha explicado cómo casi pierde la cabeza y que estuvo en varias ocasiones a punto de suicidarse. Lo que le dio fuerzas para continuar fue descubrir que podría haber sido peor, que podrían haberse despertado convertidos en uno de los otros. Me ha dado que pensar… y si algún día me encontrara algún ser querido trasformado en uno de ellos. Lo tengo claro, lo dejaría marchar, dándole antes algo de comida. Según Fernando, si les lanzas algo de comida, se tiran a por ella y dejan de intentar matarte. Parecen dominados por sus instintos primarios. Un tipo listo este Fernando… Empieza a caerme bien.
Por lo demás, una semana de organización, de adaptación de ellos al hotel, y yo acostumbrándome a ellos. En cierto modo, es ventajoso no estar solo. Han traído bastante comida, y muchas cosas bastante útiles, ya que viajaban en dos coches. Entre sus cosas, las mías y lo que hay en el hotel, estamos muy bien pertrechados.
2 de febrero de 2023
Hoy me ha despertado una discusión. Eran Fernando y Darío, los dos machos alfa, por denominarlos de algún modo, del grupo. Ventajas de volver a vivir en sociedad, en fin… Tampoco ha sido gran cosa, pero a mí siempre mi incomodaron mucho las discusiones… Según me ha explicado Fernando, la discusión es siempre más o menos la misma. Él es partidario de ir hasta Marsella con bastante calma; mientras que Darío está empeñado en llegar lo antes posible allí. Parece que confía en encontrar allí a su exmujer y su hijo. Tras la separación, se mudaron a otra ciudad. Un tanto iluso por su parte. Fernando también piensa así.
Las chicas del grupo se mantienen al margen de toda discusión. Están dedicadas al cuidado del pequeñajo, Pol. Parece un niño muy tímido. Las únicas palabras que me ha dirigido han sido tímidos saludos de cortesía. Siempre anda protegido tras Ángela o Eva. Parece que me tenga miedo…
El resto del día lo hemos pasado revisando todo lo hay en el hotel y pueda servirnos.
3 de febrero de 2023
Hemos pasado todo el día fuera del hotel, recorriendo todos y cada uno de los negocios y tiendas cercanos. Hemos encontrado un poco de todo. Yo me he agenciado unas bambas de esas que aguantan cualquier tipo de caminata, o eso reza el cartel. En todo caso, serán mejor que las mías, estaban destrozadas.
Ha sido agradable pasear con más gente, aunque siempre un poco tensos por si aparecía uno de los otros. Por suerte, no ha sido así. Parece que vuelvo a acostumbrarme al contacto humano. Quizá es mejor socializar al aire libre que no encerrados en el hotel. He estado charlando casi todo el tiempo con Fernando. Darío iba por su cuenta; las chicas y el pequeño Pol, siempre juntos. En una de las tiendas me he apropiado de un pequeño barquito teledirigido, supongo que a Pol le gustará. Me da un poco de pena el pobre. Me han contado que no ha dicho ni una sola palabra de sus padres ni de su familia. Fue el último en incorporarse al grupo. Lo encontraron vagando por la calle, aunque bastante entero dada la situación… Desde entonces, las dos chicas del grupo, Eva y Ángela, se han desvivido por él. En cuanto encuentre el momento, le regalaré el barquito, creo que le gustará conducirlo por la piscina del hotel, ya que bañarse en ella resulta imposible, hace demasiado frío. A veces está sentado junto a ella con la mirada perdida en sus aguas…
4 de febrero de 2023
Día gris, meteorológicamente hablando. Lloviendo y sin poder salir, nos hemos entretenido sacando agua. El hotel tiene bastantes goteras. Sabemos que no vamos a estar mucho tiempo aquí, pero mientras estemos, queremos estar lo más cómodos que podamos. Por eso hemos intentado que los daños fuesen mínimos, no sé si lo habremos conseguido; pero es que la lluvia ha sido brutal, jamás había visto llover de ese modo. Es como si hubiera llegado otro cambio climático. Es posible que ahora la Tierra esté aprovechando para depurarse. Ya no somos tantos contaminando y agotando sus recursos. Supongo que debe de ser normal, parece que esté llevando a cabo una depuración completa tras varios siglos de verse demasiado exigido. Pobre planeta, cómo lo hemos maltratado.
6 de febrero de 2023
Más de lo mismo. Otro día de aguacero, el tercero. No obstante, ayer fue lo peor, hoy parece que va amainando un poco. Fernando ha aprovechado para recordarle a Darío que hemos —ya me incluyo en el grupo— hecho bien en quedarnos a pasar una temporada en el hotel. Darío no se baja del burro y es partidario de partir cuanto antes. Nadie parece apoyarle. Todos sabemos que tendremos que seguir camino tarde o temprano, pero tampoco queremos hacerlo a toda costa y sufriendo las inclemencias meteorológicas. Bastante duro es todo ya…
7 de febrero de 2023
Salimos de la oscuridad de días anteriores. He aprovechado para darle el regalo a Pol. Se ha mostrado muy sorprendido, me ha sonreído y, al instante, ha salido corriendo con el barquito en dirección a la piscina. Después de todo, un niño siempre es un niño, ¡siempre!, por mucho que haya pasado… Su sonrisa me ha alegrado el día. Las sonrisas de los niños tienen algo especial. Su franqueza, su transparencia y su gratitud… Será que todavía soy un poco niño.
Por la tarde me he acercado a la piscina. Pol estaba manejando su barquito teledirigido. Suerte que hace unos años surgió una normativa por la que todos los juguetes tenían que funcionar con energía solar. Si se hubiera hecho extensivo a otros aspectos, el no tener electricidad no sería un problema. Solo verme, ha venido corriendo y me ha dado un gran abrazo. Qué reconfortante. Desde que empezó todo, no había tenido una sensación así…
El resto del día, un tanto anodino. Partida a las cartas con Fernando y un buen rato de charla con él. Qué mal lo ha pasado el pobre, ni me imagino lo que debió sufrir al despertar y ver a su esposa y a sus hijas sin vida…
8 de febrero de 2023
Aún no te he contado nada de las dos chicas del grupo: Ángela y Eva. Creo que es porque Fernando es un tipo bastante absorbente y nuestra reciente amistad me impide relacionarme demasiado con el resto. Aunque, gracias a mi acercamiento a Pol, también he estrechado lazos con ambas. Lo cierto es que las dos se están portando muy bien con todos. Además, Ángela es enfermera, y de las buenas. Uno de estos días de lluvia, Darío, en uno de sus arranques, es un poco bruto, se hizo un corte muy feo en la pierna. En media hora, estaba curado. Ángela le cosió la herida con una tranquilidad y una calma dignas de admirar. Es también una mujer muy bella y, a sus casi cuarenta años, toda una mujer. Alta, elegante, culta, inteligente, y al mismo tiempo humilde y cariñosa. Nunca se ha casado, aunque tiene unos cuantos exs con los que aún mantiene —mantenía, quiero decir— una relación de amistad bastante cercana. Sinceramente, es una mujer tan bella y al mismo tiempo tan fuerte e independiente que creo que muchos hombres se habrán sentido cohibidos a su lado. Quizá pueda parecer un tanto fría y distante por momentos, pero me parece que es solo una pose. He de confesar que en ocasiones yo también me siento un tanto cohibido. Todo lo contrario me sucede con Eva, me siento muy cómodo a su lado. Vivía con su abuela desde niña, perdió a sus padres a edad muy temprana, pero es muy alegre y siempre está de buen humor. Estaba estudiando fotografía y arte cuando todo cambió. Es difícil no conectar enseguida con ella. Solo tiene veinte años, y aún conserva algo de adolescente. Y ambos compartimos ciertos gustos en música, arte, y un vicio: el tabaco. El otro día vimos lo que parecía un local de contrabando de artículos prohibidos, cuevas, solían llamarlas, y planeamos ir a asaltarlo en breve. Se trata de una agencia de viajes, la tapadera más habitual para estos negocios clandestinos. En realidad, todo el mundo sabía de su existencia, incluso las autoridades, que solían hacer la vista gorda. Habrá que ir pronto, se nos están acabando los cigarrillos a ambos y tenemos que solucionarlo cuanto antes. Quién me mandaba volver a fumar…
Hasta aquí por hoy. Un cigarrillo, le doy un beso de buenas noches a Pol —se mudó a la habitación de al lado, ha decidido que ya puede dormir solo, antes lo hacía con alguna de las chicas— y a dormir.
10 de febrero de 2023
Vaya día el de ayer. Todavía estoy muy dolorido y todavía más cabreado conmigo mismo. Como ya te conté, Eva y yo habíamos visto un lugar donde aprovisionarnos de cigarrillos. Pues a eso de las tres de la tarde, cuando el resto suele retirarse a descansar, decidimos hacer una excursión en secreto. Pol se sumó en el último momento. Pensamos que le haría ilusión, más sabiendo que en ese tipo de locales también se pueden encontrar ciertas chucherías que fueron retiradas del mercado al ser consideradas poco saludables. A quién amarga un dulce.
Salimos los tres pertrechados con mochilas dispuestos a llenarlas de nuestros vicios y otros pequeños lujos que arrojaran un poco de alegría a nuestros días. El paseo fue increíble. Bajo un sol radiante, riendo y charlando, aunque lo hiciéramos entre cuchicheos, con empujones y bromas como los niños cuando van a cometer alguna trastada. Llegamos al local, tuvimos que forzar la puerta. Aparentemente, una agencia de viajes, con escritorios y estantes repletos de folletos de lugares exóticos. Tras una puertecita, entramos en un falso despacho de archivo. Allí nos esperaba un mostrador de venta y, tras él, todo lo prohibido desde hace unos años: tabaco de todo tipo, chucherías, entre otras muchas cosas. A Pol se le salían los ojos de las órbitas. Nos miró a ambos con mirada suplicante hasta que asentimos con la cabeza. Y allí se lanzó el chico, a por las chucherías. Se llenó los bolsillos y, cuando ya no pudo meter nada más en ellos, empezó a comerse todas las que pudo. Se llenó los carrillos y masticaba de forma tan ruidosa que Eva y yo no pudimos más que romper en una sonora carcajada. Ahí empezó a torcerse todo…
Fragmento de su novela “Diario 2023”
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Revista Dúnamis Año 10 Número 12 Febrero 2016
Páginas 24-29