Editorial del Décimo Segundo Número

 

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Estimado lector, usted que transita en algún momento del día y clava su mirada en este espacio… Probablemente esperará encontrar en las siguientes páginas, algún un morbo extraño que le haga reflexionar, suspirar; que le provoque ira e indignación, le impregne un poco de sazón al resto de su jornada laboral; o, si lo lee al final de la misma, algún as que pueda utilizar en alguna conversación  en la cena y quedar como el más intelectual y trascendente.

¡Deténgase!, quizás este no sea el espacio indicado… Si anda buscando polemizar, es  mejor que  busque un foro de los que abundan en internet, esos lugares comunes donde pululan los todólogos, donde se dice de todo y nada queda; espacios criticados por el reciente fallecido escritor italiano Umberto Eco.

Los textos normalmente publicados en DÚNAMIS suelen ser  apropiados para escudriñadores, que se sientan con algún grado de calma y tratan de ver más allá de lo obvio, nuestros colaboradores suelen dejar mensajes allende lo obvio, para que algún lector con suficiente tacto  descifre códigos y se deje cautivar por las palabras explícitas e implícitas.

Pero antes de comenzar a juzgar  el mundo que al que al terminar esta reflexión comenzará a mostrarse, lo invito a hacerse la siguiente pregunta ¿qué tipo de lector es usted?… Imagínese que está usted frente a  un psicólogo amigo.

Es usted un lector veleta que espera títulos de relevancia para el mercado. Es usted un lector rebelde que busca libros ideologizados para presumir que usted tiene carácter y criterio y por ello es digno de pleitesía; o, es usted el lector que buscamos, con un carácter bien definido, que busca encontrarse con usted mismo y ve en la lectura un acto de recreación y purificación.

A raíz de un artículo escrito por Sherwood Anderson, en el cual mostraba la relación entre lectores y escritores, donde el escritor por su evidente fama, tenía que asumir roles propios, ajenos o inventados, para construir relaciones a partir de: “ser el famoso de la fiesta”. Anderson sugería una ética, en que el escritor debía encarcelarse ante la evidente fama que lo agobiaba y como éste debía incluso dar pistas de sus libros, a veces forzadas para un no lector que se quería apropiar del título de “amigo del escritor”, de modo que a posteriori, dicho “lector” pudiese presumir de su  contacto con esa figura iluminada. Yo a ese “lector”  preferiría definirlo con mis palabras un lector postizo, un no lector. Ese escenario lo veo lejano de suceder en este contrato que asumimos usted que desea leernos y nosotros. Nada más lejano o más utópico que dicho artículo, y si algo se le puede asegurar a usted estimado amigo o amiga acompañante, es que los escritores y escritoras de DÚNAMIS no asumimos poses extrañas, no buscamos  temas de moda, no  queremos descubrir el crimen perfecto, ni el pasadizo hacia el mundo perdido de los extraterrestres.

Una cualidad más de escudriñador sería más necesaria, para abordar temáticas cercanas a la vivencia, a la cotidianidad, con  aristas de situaciones muy normales.

Retomo nuevamente el artículo de Sherwood Anderson, para decir que en esta relación, no habrán: miradas incómodas, sobresaltos; no habrá ayudas, ni compadrazgos explícitos entre lector y escritor. Por ello, la mayoría de los escritores de DÚNAMIS no pertenecen a una barra de historietas, ni a una editorial de best-selllers, cuyos títulos tienen la bendición del mercado. Por tanto, ese efecto que usted podría ganar según Anderson, probablemente no lo logre con ninguno de los que acá participamos. Pero si usted entra con una actitud libre, de dejarse sorprender,  de dejarse aliviar de su cuadrada cotidianidad, probablemente encontrará frases, espacios que le consuelen. Existe un tercer ojo que los místicos suelen decir que se alcanza cuando se ve más de lo obvio. Prepárese eso sí, alístese para el viaje, busque un lugar tranquilo, un momento oportuno del día.

Sí, un grupo de escritores comprometidos, de “A pie” como decimos en mi país a la gente que se esfuerza, que lucha y que suele deambular tras bambalinas, gente que extrae sus imágenes desde el pozo más cotidiano de una vivencia aparentemente intrascendente. Estimado lector: ¿qué estaría usted dispuesto a realizar por una buena lectura?… Imagino que al menos apertura a cualquier temática que se le plantee, a la selección de textos sin juzgar el hecho del porqué salieron en este número de Dúnamis más cuentos que poemas, ensayos, etc… Estará dispuesto a intuir y descubrir voces  personas no revestidas de una corona de laurel, que viven en este mundo de forma incógnita, que sufren al igual que usted la congestión en los servicios públicos de medicina, las presas o atascos en las carreteras, etc.

Permítame mostrarle algunos chispazos de las valientes exponentes en este número:

De la escritora argentina Beatriz Rastaldo por segunda edición consecutiva, aparece en esta ocasión un pequeño relato cargado de imágenes poéticas, el cual habla del tamaño  y la tesitura de un misterio, ¿cuántos misterios son individuales al ser humano y cuántos colectivos? Aun así, el misterio es cómo la cédula de identidad o el número de pasaporte, pues lo que para mí es misterio para otro no necesariamente. ¿Qué tan  cerca está ese misterio de mí, y en cuántas aristas, paisajes o recovecos se ubica? Véase dos frases de este  texto:

“El misterio estaba ahí, en la vereda de enfrente. Tan cerca y sin embargo era un océano indescifrable… un adolescente con sueños y enamorado del futuro, pero un día bruscamente se convirtió en una mitad… su gemelo murió, y así se sintió siempre… la mitad”

Con particular belleza Eleutheria Lekona nos señala como los libros tienen vida propia la cual se aleja o se acerca muchas veces a la personalidad de sus dueños: En un formato prosaico por pequeñas secciones, nos desarrolla una historia de libros: “Los libros salen de los estantes y caminan hacia mí obedeciendo. Se abren, me muestran sus letras, cada uno de ellos lee su contenido en voz alta”…

Delia Haartz desde España le entrega al lector un poema muy nostálgico de corte apocalíptico, me niego a escribir en este espacio algún verso por que le privaría al lector el grato privilegio de descubrirlo por sí mismo.

Finalmente la chilena Fatty nos ilusiona con su poema y no transmite su definición de ilusión: ¡Una ilusión! Deslizase en el firmamento, ella en el ocaso desprendida relucía!

Estos y otros valientes nos llevan de la mano en estos y otros textos hacia un mundo diferente, a lo mejor no tan extravagante, pero seguro explorará nuevas posibilidades que permite la lectura.

No quiero decir más, simplemente estimado lector, espero que tenga la paciencia, la valentía de escudriñar y descubrir la belleza entre los textos de estos valientes expositores que se atreven a realizar dignas propuestas literarias en medio de lo que Vargas Llosa definiría como la Civilización del Espectáculo.

¡Entre, pase adelante!, está en su casa Dúnamis, lo invitamos a evolucionar junto a nosotros.

         
                  

           Alexander Anchía Vindas
                  Consejo Editorial

 

 

Revista Dúnamis   Año 10   Número 12    Febrero 2016
                                    Páginas 1-3

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