El Lado Cóncavo-Convexo de la Creación Literaria
Como todo adoctrinamiento el fustigar a un discípulo literario o influir sobre ciertas personas y dirigirlas hacia un lado de una dimensión plana es funesto y lamentable.
Todo arte, no sólo la literatura debe de estar libre de prejuicios; si un creador escribe hacia la derecha o la izquierda eso no será relevante, lo que dejará un legado será la profundidad y coherencia de su pensamiento. La historia no ha estado exenta de prejuicios ideológicos y se han cometido grandes injusticias la más sabida de ellas el no otorgamiento del Nobel a Borges por ser de derechas.
Todo ser humano en algún momento de su vida está más cerca de la derecha o de la izquierda, pues no somos seres lineales, sino cíclicos. Depende de los influenciadores, del entorno, de con quién se relacione, de qué material se ha nutrido. Cuando estaba en el colegio me hicieron leerme el capital, obra magnánima de Marx, sin embargo no fue hasta años después que valoré ese estudio. Realizar un análisis filosófico de ese texto es una cosa y solicitar un ensayo acerca de Adam Smith y de su influencia al día de hoy lo es. Pero pretender encasillar o dirigir a un artista que escriba perennemente sobre estos temas es coartar, limitar el arte como belleza.
En su momento Gabriel García Márquez dijo que su inclinación a la política constituyó una parte muy importante de su vida como escritor, pero que no resultó ser la única, en la última parte de su existencia busco viajar a otras dimensiones de las cuales ahora hablaré, demostrando que más que tratarse de un cuadrado pegado en el suelo donde te mueves a la derecha o a la izquierda, la literatura se trata de un mundo multidimensional, donde no se le puede llamar traidor a alguien que pase de la derecha o a la izquierda; o viceversa, el arte no da para estos castigos. Esta situación debe tomarse como parte de un proceso deconstructivista, de un proceso natural que todo artista necesita realizar y no sólo mudarse hacia la derecha o hacia la izquierda.
Pese a que en lo personal me considero más cerca de la izquierda que la derecha no soy un fanático político. Si mi pensamiento dirigiera mi cosmovisión ciudadana, debería pensar que la felicidad del ser humano dependa de la economía, ¡qué triste sería mí mundo!. Así lo intentó plasmar en los inicios de la ciencias de la administración Frederick Taylor, quién se atrevió a encasillar al ser humano en una dimensión animal, comparándolo con un burro que necesita un determinado motivante económico; por ejemplo calmar su existencia a punto de bonos y regalías . Creo que este tipo de pensamiento ha creado los llamados call center donde muchos habitan intentando no convertirse en autómatas. Estas estructuras que han florecido en la posmodernidad han llegado a crear muchos seres enajenados listos para consumirse hasta su propio féretro; o cuantos caprichos imponga el mercado de consumo, de ese modo, los ciudadanos demandan una literatura más light, un estilo de vida light, donde ir a sentarse a ver una película al cine con verdadero sentido es un reto y una secta para pocos.
Se habla de la diferencia entre la alta y la baja cultura, ciertamente muchos creadores han aspirado muy alto, y se han salido de esa concepción facilista e ideologizante entre derecha o izquierda, si estoy medio punto más cerca de la derecha o de viceversa. Pero el consumo y los empresarios también tienen su cuota de responsabilidad al crear a un individuo light que se conforma con muy poco y que en la posmodernidad agradece un tipo de literatura facilista donde pueda saciar su curiosidad escasa o presumir de una supuesta intelectualidad que no busca reflexionar las preguntas más fundamentales de la vida, sino que es un instrumento para presumir frente a otros. Ya Vargas Llosa mencionaba esta mentalidad facilona y mediocre en su ensayo La Civilización del Espectáculo, distintos autores coinciden en señalar que estas características de practicidad, facilidad, hedonismo, son las que marcan el norte de esta época posmodernista.
Pero para continuar con el proceso de gestación literaria, antes de reconocer que la creación literaria es tan sólo un reloj de péndulo, condenada como Sísifo si no a cargar y a tirar la piedra a vagar perennemente entre la izquierda y la derecha, donde quizás se estaría mejor estándose quedito en un supuesto centro utópico. Prefiero creer más en que el ser humano se parece más al que ideó Abraham Maslow en su famosa pirámide que se enseña en todos los cursos básicos de psicología, de administración que concibe al ser humano dentro de un estadio el cual puede variarlo según su autoconciencia y el grado de progreso que sea capaz de alcanzar.
Algo similar sucede en la Creación Literaria, pero no lo concibo desde un punto de vista piramidal encerrado en estadios, pues en el fondo esa visión de Maslow promueve el clasismo aunque sea temporal y un clasismo psicológico, condicionado. La literatura y el arte son los únicos espacios donde no debe haber prejuicios de clases sociales, de religión, raza, tendencias deportivas y también de la política. La política como lo indicó García Márquez es apenas una de las dimensiones que tiene la literatura, quizás por ser el arte de la palabra es más fácil que la literatura asuma un rol político más que las artes visuales, la danza, u otras manifestaciones, pero reducir y que un poeta por ejemplo viva en función de la política es de algún otro modo prostituir su talento.
Creo que sugerir una multi-dimensión circular para la creación literaria sería lo más aconsejable. A partir de aceptar esa premisa me permitiré detallar cuáles son esas secciones-
La substancial: Así como Maslow coloca en la base de la pirámide, lo que él llama Necesidades Fisiológicas, el escritor no se puede privar de tener que conseguir su sustento, de tener que ingeniárselas, son pocos los escritores que pueden presumir que viven de la literatura, los más afortunados dirán eso, no necesariamente los que viven de la literatura son los mejores. Pero el escritor no puede privarse de esta dimensión, es aquí cuando se da cuenta que es un ser normal, como bien lo dijo Rafael Cadenas cuando le preguntaron si se consideraba un gran poeta, a lo que el célebre poeta respondió: “Tú eres el que me pone ese calificativo de poeta”. Acaso el ser poeta representa tener algún tipo de privilegio, será que el poeta no tiene que hacer fila en el servicio médico o en el banco. Será que al poeta lo eximen de pagar tiquetes de buses o de pagar impuesto de ventas. Ser un escritor y sobre todo hoy en día se es un paria en este mundo loco inmediato, que vive inmerso en la civilización del espectáculo. Pero un escritor no puede privarse de sobrevivir, entonces un escritor lo primero que tiene que hacer es saber ser un sobreviviente si quiere escalar y mostrar algo bueno que salga de él. En la medida que se las agencie para sobrevivir, para conseguir su sustento, para mantener a los seres afines alrededor de él. Podrá mostrar una dimensión más humana y generar más empatía. ¿Será que el escritor debe vivir como un monje? O sea privarse de tener relaciones, de amistades, de visitar espacios prohibidos o imaginarios, no eso nunca lo debe hacer, es la parte substancial la que ayuda a construir una ética, esta vivencia es parte del ADN de todo escritor y poder escalar hacia otras secciones. La subsistencia es tan fuerte que puede hacer que un escritor se olvide de su arte en algún momento.
La Social: Esta es posiblemente en la que podamos incluir la ideología, cuando un escritor decide prestar su voz a la causa de la humanidad, entonces será acá donde a veces el viento deberá moverlo a la derecha o a la izquierda, de acuerdo a una coyuntura social, hechos determinados, visiones, amistades y afinidades. Lo que muchos intentan absolutizar es apenas una parte de lo que un escritor puede hacer y ciertamente cuando el escritor de forma ética, no mercenaria, de forma auténtica y con pureza decide prestar una causa, si esta se levanta con una parte substancial auténtica, meritoria, posiblemente su voz llegue muy lejos. En mi país hubo un escritor llamado Carlos Luis Fallas que construyó este modelo, logró influir desde su propio ejemplo, logró subsistir y evolucionar a una parte social y construirse un círculo con un determinado número de seguidores, de modo que su prosa venía desde los mitos, anhelos vividos, imaginarios y compartidos, me abstendré decir su inclinación. En el caso de Fallas mostró una coherencia de pensamiento y nadie podría decirle mercenario. Entre la derecha y la izquierda podría hallarse el verdadero sujeto, aquél que es o no es altruista, aquél que se proyecta simplemente al participar en una lectura o recital, o el que se presta a otras actividades de la sociedad. Tampoco esta dimensión se circunscribe a la derecha o a la izquierda, cuando un escritor construye un movimiento literario o un círculo aporta de igual modo a la sociedad. Esta faceta es después de la propia obra del escritor la más visible de todas, pues acá éste define y construye las relaciones con todos los grupos sociales posibles.
La intimista: Esta es una faceta espiritual y como no deseo ponerle algún epíteto que huela a religión, prefiero decir que en esta parte el escritor construye sus pilares espirituales que darán sustento a su obre. Un escritor aunque se llame Ateo es espiritual, el ser humano es un ser espiritual, cree en el sistema, en la ética, en la familia en su cónyuge, que se yo. Es en esta dimensión cuando el escritor echará a mano elementos de que algunos elementos que para nadie más o muy pocos serán intrascendentes, pero para el creador serán fundamentales. Sólo cuando esta dimensión se torna mística y ese misticismo de querer enseñar, mostrar a otros alcanza una versión más alta y más sublime que la simple intimidad. Cuando se habla de misticismo entiéndase no es un evento religioso, si bien la parte metafísica o mística es más fácil apreciarla cuando se tiene fe en algún Poder Superior como dice Al Anón o en el caso de la concepción occidental se nombra a Dios. Esta dimensión suele estar muy lejos de los prejuicios con los que comencé esta discusión de izquierda o de derecha y es que si se acepta la acción de alguna o más deidades, el creador caerá en conciencia de qué esa o esas deidades están libres de esos prejuicios y que Dios o los Dioses lo son para todos los seres y no para unos pocos. Esta dimensión suele alcanzarse cuando se tiene algún tipo de madurez y por lo general llegan a ella también muchos creadores que se elevan desde la parte social al darse cuenta de que las ideologías no cambian al mundo, o su acción dentro de ellas.
Todo escritor que pretenda trascender debe extraer lo mejor de las dimensiones substancial e intimista, ya que le conceden una visión diferente, la substancial lo humanizará al ver lo difícil de la vida que se mueve en más de una dirección entre derechas o izquierdas, se hace más finito. Mientras que en la intimista se hace trascendente o busca allende de su limitación. Particularmente creo que existe una dimensión metafísica indiferentemente de la fe o visión que se profese.
Estas secciones en un escritor son sutiles y cíclicas convirtiéndose en un verdadero lado Concavo-Convexo, se regresa o se va hacia lo social, se alcanza o se modifica lo íntimo y se puede caer en la subsistencia en algún momento, subir y regresar. En estas dimensiones se llega al vacío y se sale de él. La relación con el vacío la hacen tornarse interesante y fascinante, plasmándola en una creación literaria más profunda y desgarradora. Esa situación inevitable y cíclica que hacen que un creador que transite y regrese a esas dimensiones logre trascender, pero con cada relación el individuo o creador no regresará ni producirá igual. Al ser experiencias que atañen a un creador, cada una de ellas desembocará en una nueva persona y en un creador distinto, de modo que a lo largo de su vida un creador tendrá diferentes yos o versiones de sí mismo.
Alexander Anchía Vindas
Barrios del Sur, San José – Costa Rica
Revista Dúnamis Año 10 Número 11 Enero 2016
Páginas 17-22