Esta tarde de julio
Otro día se acaba y el destino era esto” M. Benedetti
Esta tarde de julio te he pensado.
Es inevitable.
Todos los elementos se confabulan para anunciarte:
las flores amarillas en tus manos
los paraguas que desfilan frente a mi ventana
las faldas que el viento deshoja como árboles cansados
y esta lluvia que moja a cántaros mis raíces.
Hay días en que me tiemblan las manos
que tienen vida propia
sienten que al espacio entre cada dedo
le sobra sombra y le falta un cuerpo que acariciar.
Días en que la lluvia me interroga
y solo alcanzo a buscar respuestas en casas desconocidas
donde finjo que habito.
Días que te extrañan
o echan de menos tu alegría.
Las horas también me confunden:
el soliloquio que se finge tertulia por aquello del disimulo
y una copa de vino que no alcanza para paliar la soledad
mientras la lluvia marca su paso en los relojes
y da lo mismo que sean las cinco en gris
o las seis de una tarde ensimismada
que se duele de este exilio
porque sabe que no es de mar
ni de ciudad
sino del alma.
Esta tarde de julio te he pensado
y es duro este ángelus:
me inunda sin su presencia.
Victor Manuel Jiménez Méndez
Puntarenas, Costa Rica
Revista Dúnamis Año 10 Número 11 Enero 2016
Página 5