Mi ducha
La primera vez que me duché con nuevos ojos, fue cuando me dí cuenta, que en ella podía escapar sin salir. Es un espacio de 80 por 170 cms. que bien podría causar claustrofobia pero para mí, es mi libertad instantánea.
Gradúo el agua a mi antojo y cuando estoy lista para salir, entro.
Me siento en el suelo y dejo que el agua me abrace. Pienso en olvidar y a veces río y lloro en silencio. Ese espacio es mío por un par de minutos, asi que me decido por disfrutar cuanto pueda.
Algunas veces me doy cuenta que he estado sentada por mucho tiempo, solo cuando mis dedos se miran deshidratados. En ese instante me doy cuenta que debo salir y que tristemente debo regresar a mi cárcel mental.
Imagino que el agua es la lluvia, que ahora no puedo disfrutar, ya que la real está contaminada por nosotros, entonces mi lluvia de la regadera, limpia y pura, como los inicios de la lluvia, me quita con dulces besos la contaminación del día anterior. Sonrío mientras me soba el rostro; le agradezco por su sinceridad y la respiro.
Es un sentimiento que había estado buscando y que con nuevos ojos, la encontré. Mi escapatoria de 80 por 170 cms. mi querida ducha.
Gina Barrios M.
Ciudad de Guatemala – Guatemala
Revista Dúnamis Año 9 Número 9 Octubre 2015
Página 10