El Caso de David Cohen

 

El caso de David Cohen

 

He decidido tomar el caso. Al principio dudé mucho de tomar este caso, ya que de este juicio depende mi carrera y mi valiosa reputación. No me gradué en Harvard después de haber estudiado abogacía 5 años para tirarlo todo por la borda en un día. Tengo que reconocer que el ser abogada defensora de David Cohen es un gran reto para mí. Pero mi ambición es más grande que cualquier reto y sé que puedo lograrlo. Mañana es mi primera cita con el acusado. Elisa, su madre, no deja de llamar; y aunque sea molesto, no me importa cuando la veo abrir su chequera y agregar otro cero al cheque que me da como pago por representar a su hijo. Son las 10:00 a.m. recién pasé la revisión física y ahora espero por la autorización para poder encontrarme con mi cliente.

Había leído algo de él en el pasado y he visto algún que otro documental acerca de él. Yo también tenía esa pregunta, ¿por qué? ¿Por qué David hizo lo que hizo? ¿Por qué a los 15 años matar a una niña de 7 años? ¿Qué nos puede llevar a matar a esa edad? Estoy entrando al cuarto donde está él, él está vestido con su traje de presidario gris, gafas pelo corto y unos grandes ojos de color azul. Me mira y baja su mirada mientras estrecha mi mano y se presenta. Hablamos horas y horas gracias a que el director de la cárcel comprendió que me era necesario hablar con el acusado continuamente para poder planear una buena apelación. Tengo en frente mío a un hombre de 31 años que solo se limita a contestar mis preguntas, ningún acto de simpatía o que me haga sentir que es posible ganar este caso. Es su última apelación ya que en el Estado de California solo se puede apelar 3 veces. Estoy aquí con mi pollera gris y mi blusa amarilla mientras sostengo con una mano mi taza de café y en otra tengo mi pluma y tomo nota de todo lo que este cuenta. El último abogado defensor alegó situación emocional límite. Elegí apelar bajo la misma alegación solo que la estrategia sería otra. Sin duda fue un acto emocional límite y sin duda David actuó por pánico, no era relevante si era inocente o no, solo me interesaba saber más, para armar bien mi estrategia y facilitar las cosas para los dos.

Le pregunté cómo se hizo amigo de Jessy, cómo es que jugó con ella en el patio y después apareció en su cuarto sin ropa, porqué la ocultó en su placard por 15 días, y porqué ayudó en la búsqueda de su cuerpo fingiendo querer ayudar. Primero me contó que Jessy era su vecina, cosa que hizo que exista una relación de “amistad” entre los dos. David estaba jugando con Jessy en el patio después de un rato subieron al cuarto de él y él intentó tocar a la niña; en esto esta se pone a gritar, él del susto y del pánico la golpeó hasta matarla. David tenía miedo de ser descubierto como un degenerado, tenía 15 años y había tocado en partes íntimas a su vecina. Estaba en riesgo de ser tachado de por vida como un abusador, entre tanto pánico no supo a quién recurrir y solo la golpeó hasta estar seguro que esta ya no vivía. David tenía tanto miedo y arrepentimiento, que fingía en cada una de las búsquedas por Jessy. Pasaron 3 días y mañana será la primera sesión de este juicio. Elisa aun llama todo el tiempo y llora mientras me da las gracias por haber tomado el caso. Estoy juntando todo el material y aún sigo pensando en la estrategia perfecta que me ayude a ganar este caso. Es de noche y solo planeo dormir, he tenido mucho hoy con Elisa y David. Falta una hora para la sesión tengo una hora para reunirme con mi cliente y cuadrar que diré, pero sobre todo que dirá. Otra vez ahí está él con sus gafas y sus ojos de color azul mirándome. Hoy no tiene su uniforme de presidario, hoy está vestido de traje y corbata gris. Me es imposible no distraerme, y si bien todo se basa en ser profesional, este hombre no deja de hacerme suspirar. En un momento me agarra de la mano y me pide con lágrimas que lo libere, que su madre ya era una mujer adulta y que no deseaba que muera sola.

Continuará…

                  Julieta Yael Gutman
             Buenos Aires – Argentina

                                    

Revista Dúnamis   Año 9   Número 7    Agosto 2015
                                    Páginas 10-11

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