ABEL
Abel había sido el amigo más extraño, al menos eso pareció en el poco tiempo que lo fuimos…capaz de arrancarle una sonrisa a cualquiera. Nunca tomaba las cosas en serio: nada le preocupaba mientras estuviéramos todos. Sin importar lo que hiciéramos, siempre ponía la nota cómica; aún a costa de hacer el ridículo, y hacerlo no le molestaba…hasta podía decirse que lo disfrutaba. En ese tiempo, ninguno pensaba seriamente sobre el rumbo de nuestras vidas, y sólo aparentábamos ser interesantes haciendo lo único que sabíamos: perder el tiempo juntos. Está bien…no todo era perder el tiempo, algunos estudiaban, el resto pensaba qué hacer con su vida (más adelante). Se suponía – para nuestros padres – que nos preparábamos para postular, definiendo nuestra vocación, etc. Yo estaba entre los segundos: había ingresado y con la misma facilidad deserté. Aunque había escogido mal la carrera, la verdadera razón era que necesitaba más tiempo para pensar y divagar…y mis amigos eran las personas indicadas para apoyarme en ese “trance crítico”.
Por ese tiempo los juegos de consola estaban (sin saberlo) en sus últimos años de supremacía, y los juegos de red empezaban a ganar terreno…nosotros caminábamos sobre el filo de la navaja. El Centro de Videojuegos, o vicio como le llamábamos, había adquirido esa última maravilla llamada KOF 2003. “El KOF esta decayendo – decía yo – desde el 2001 el KOF ha ido empeorando, ya no tiene tantos adeptos como antes…” “…Sí, pero el 2002 es chévere – contestaba él, y casi de inmediato retaba a otro del grupo…a veces era Simón, a veces Mario, y a veces otro cuyo nombre no recuerdo…Luego estaba hablando nuevamente de la Toulouse: de la ocasión en que una profesora hablaba sobre el estado de las carpetas y uno de sus compañeros le contestó que estaba de acuerdo con lo de los Druidas… “He dicho que las carpetas estaba derruidas – repuso ella – ¿Qué has estado fumando?” (Su amigo fumaba marihuana).
– Que…¿quién es ese personaje?
– Es un vampiro…Joaquim. Miraaa, soy un fantasma de Fatal Frame…
– Estas Locote-me decía- De verdad te admiro, eres recontra inteligente…yo siempre les digo a mis patas que tengo un amigo que es el Marco Aurelio Denegri joven.
– Bah, deja de hablar cojudeces…
– En serio…te admiro. Tú no me crees.
– No exageres…
La verdad no podía entender que alguien como él, que no se tomaba las cosas en serio, que era chévere, que tenia a cuanta chica quisiera – es decir todo lo contrario de mí – podía admirarme. Es cierto, no le creí…sólo al final.
Lamento no haber podido merecer tu admiración, y lamento aquella ocasión en la que preferí quedarme en Internet descargando música en lugar de salir, y conversar contigo cuando viniste a buscarme. Pensé que entrarías y como no lo hiciste pensé que se trataba de algo irrelevante…más tarde te encontré y dijiste: “Si no querías hablar conmigo, me hubieras dicho por el messenger que no viniera…”. Debiste haber pensado que era un mal amigo, y creo que en ese momento en efecto lo fui. Quién sabe, no sé por qué pensé que tendría ocasión de redimirme…así como también tendría ocasión de pedirte prestado ese disco de música clásica que intentaste obsequiarme y que rechacé…..pero no fue así, ya que no te volví a ver…No solo dejaste de ser mi amigo, sino que dejaste a todo el grupo…te fuiste.
Al poco tiempo la cadena se rompió…tu habías sido el eslabón más importante, y sin ti todo el grupo se disgregó. Ese lugar sagrado llamado vicio dejó de ser un punto de reunión: algunos sentaron cabeza, otros siguieron haciendo lo mismo pero en otro lugar…Y también los juegos de consola perdieron la batalla contra los juegos de red (salvo el Winning), más adelante la vida se volvió una mierda. ¿Por qué nos dejaste…?, NO LO SÉ…Pero aunque fue muy duro para todos tu pérdida, lo cierto es que te fuiste en el mejor momento…en tu mejor momento. Gracias…Muchas Gracias. En tu mensaje final supe que tu admiración era sincera…Descansa en Paz Amigo.
Serguey Reyes Mijailova
Revista Dúnamis Año 1 Número 2 Julio 2007
Páginas 15-16